sábado, 21 de febrero de 2009

Sin pelos en la lengua

Cuento
Por Rodrigo Motas Tamayo

Claro que tengo que decírtelo en la cara, si, mi hijita en tu mismita cara: Eres una descará y una pervertida. Tantas posibilidades que hay ahora para trabajar y estudiar y tu aún desaprovechas oportunidades. Acaso el dinero fácil te compra la vergüenza perdida, ah, no, claro que no. Oiga y mira que ponerse a estudiar con eso de que hasta nos pagan por hacerlo, eso no se ve en otra parte del mundo.
Pero no me mires así, sabes que tengo razón. Piensa, aunque sea por una vez en tu vida. Divorciada y un muchacho, ahora dos bocas en la casa a cargo de tus viejos. Desconsiderada, eso es lo que eres, una desconsiderada, porque lo que ganas con tu entrepiernas solo es para trapos y querer ostentar. Debería darte vergüenza, si, no me mires así, ya te dije. No me hagas ofuscar, porque mira… bueno, es mejor coger calma. No vales la pena.
Ahora, pìensa, piensa, tú crees que no me duele decirte todas estas cosas, ah, claro que sí porque te veo a ti como a mi misma. Somos mujeres no. Bueno, no se ya tú. Porque siempre se ha dicho que las putas al final se cambian de bando y tú andas de mucho metimiento con la desgreña esa que se cree que está muy buena y ya tiene comentarios de videitos escondidos y tó eso. Tan joven y no piensa en el mañana, en los hijos, que después se lo sacan; que la gente piense lo que le de la gana, no importa, cada cual es un mundo aparte, pero los hijos… lo que hagamos tiene que ver con ellos también.
Te lo digo sin pelos en la lengua, el camino que llevas no es bueno. Fernando con todo su dinero no va a hacer nada por ti, ni Manolo tampoco, y Agustín, ni se diga; como tampoco esperes nada de esos estudiantes, esos solo comen y se van. Oye, aprende, hay que tener buenos momentos, pero también responsabilidad. Vaya, si no piensas en ti piensa en tu hijo. Ahora está chiquito y no ve las cosas, pero cuando crezca no sabes lo que te espera. Serás condenada.
Por eso mijita, deja ya de ser tan descarada. No te quito que una noche entre brazos de hombres, no importa el color o el tamaño, tiene sus cosas buenas y malas, buenas si realmente las disfrutas, pero sabes bien que después del tercero ya son más que malas.
Eh, eh, no me vengas que con lo que te pagan puedes comprar zapatos y pantalonetas. Eso es mierda mi amiga, un día se rompen y bótalas, pero lo que tu lleves roto, sabes que eso es para toda la vida. Y si sigues así, la que tendrás rota de por siempre es la vida.
Tronco pendeja, ¿acaso no tienes valor para decir no? No puedes mirar hacia el lado, hacia esas puertas que están abiertas para todas nosotras, no, mira a Juanita, cierto que dejó la escuela porque salió embarazada y se pasó años lavando trapos, pero ahora, ahora es toda una enfermera. En cuanto vio claro, enrrumbo los pasos y en el barrio todo el mundo la quiere.
Pero a ti, mírate no más, nadie te respeta. Los viejos verdes se te acercan para sus últimos cartuchazos, y las vecinas te tratan por cortesía, a ver, alguna de aquí deja salir sus hijas contigo. No, claro que no. Eres una mierda, concho, date cuenta.
Ah, pero te ofendes.. mira chica, ya te dije que no me hagas encabronar… me conoces bien y soy de las que no aguanta pendejadas… así que arrea, vamos arrea que si no te rompo el palo de la escoba en la cara, en esa carota de sinverguenza. Descara. Ah, pero levantas la mano para golpearme, es mierda lo que te dije… pues mira chica, deja el alarde y cambia la cara que aquí la que pega soy yo. Plaf, plaf…y el espejo cayó echo añicos a sus pies.

No hay comentarios: